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¿Qué componentes renovar primero? Prioridades para modernizar tu infraestructura TI en 2025

La modernización de la infraestructura TI ya no es opcional: es una urgencia estratégica. En TBS iT México, hemos acompañado a múltiples organizaciones en este proceso y la diferencia entre un proyecto brillante y uno costoso suele estar en priorizar correctamente: qué renovar, en qué orden y con qué visión de futuro. No se trata solo de comprar equipos nuevos, sino de crear una base sólida que acelere aplicaciones, habilite la nube y reduzca riesgos.


1) Cómo decidir el orden de renovación: impacto en la operación + riesgo de obsolescencia

La pregunta clave no es “¿qué está más viejo?”, sino “qué limita más mi negocio hoy y qué podría dejarme fuera de juego mañana”.

Matriz mental simple (sin tablas):

  • Alta criticidad + alto riesgo de obsolescencia → renueva ya.

  • Alta criticidad + bajo riesgo → mejora o protege.

  • Baja criticidad + alto riesgo → planifica (no lo pierdas de vista).

  • Baja criticidad + bajo riesgo → monitorea.


Señales prácticas de fin de soporte/obsolescencia:

  • Firmware y parches de seguridad discontinuados.

  • Repotenciaciones que ya no aportan (RAM/CPU al límite sin mejora en rendimiento).

  • Fallas recurrentes, tiempos de reparación largos o repuestos escasos.

  • Incompatibilidades con hipervisores, sistemas operativos o controladores recientes.


Reglas rápidas que aplico en campo:

  • Si la red provoca latencia o caídas, empiezo por allí (impacto transversal).

  • Si los servidores no soportan la virtualización o nuevas cargas, les toca turno.

  • Si el almacenamiento ahoga IOPS, backups o recuperación, acelero esa inversión.

En nuestra experiencia, los proyectos que arrancan con esta lógica reducen retrabajos y evitan “cuellos de botella sorpresa” cuando llegan la nube o los contenedores.


2) Red primero: estabilidad, latencia y seguridad (LAN/WAN/Wi-Fi, SD-WAN, ZTNA)

La red es la columna vertebral. Si la conectividad flaquea, todo se resiente: soporte remoto, ERP, videoconferencias, IoT, hasta los respaldos.

Qué reviso antes de priorizar:

  • Segmentación y VLANs: ¿hay microsegmentación o todo está en la misma sopa?

  • Wi-Fi 6/6E: cobertura, densidad, roaming; ¿las salas de juntas siempre sufren?

  • WAN/SD-WAN: rutas inteligentes, calidad de enlace, uso de múltiples carriers.

  • Acceso seguro (ZTNA): ¿seguimos con VPNs planas o ya movimos a Zero Trust?

  • Telemetría: ¿medimos latencia, jitter, pérdida de paquetes de forma continua?

Riesgos de postergar su renovación (los veo a diario):

  • Latencias que matan la productividad y experiencias de usuario pobres.

  • Brechas de seguridad por dispositivos sin parches ni segmentación.

  • Incapacidad para soportar IoT, nube o colaboración avanzada.

Cuando una organización sufre estos síntomas, renuevo red primero. El efecto se siente de inmediato: menos tickets, despliegues ágiles y una base segura para lo que viene.

3) Servidores al día: rendimiento, virtualización y seguridad de base

Modernizar servidores no es solo “más GHz”: es habilitar virtualización eficiente, cifrado, TPM, microsegmentación y automatización.

Claves que uso para priorizar servidores:

  • Fit CPU/RAM respecto a cargas actuales y crecimiento de 24–36 meses.

  • Hipervisor y licenciamiento: compatibilidad y costo total (no solo CAPEX).

  • Seguridad: arranque seguro, cifrado, módulos de confianza, perfiles de hardening.

  • Gestión: out-of-band confiable, actualización de firmware sin ventanas eternas.

Frase que repito a clientes: instalar software nuevo en hardware obsoleto es como poner un motor F1 en un auto de los 80; no correrá al máximo y se romperá donde menos conviene. Cuando renovamos servidores a tiempo, la virtualización brilla y los parches dejan de ser una odisea.

4) Almacenamiento que escala: IOPS, latencia, protección de datos y compliance

Si procesas datos en volumen, el storage define tu ritmo. He visto equipos con CPU de sobra, pero storage saturado frenando todo.

Preguntas guía antes de renovar:

  • ¿Tus workloads son de lectura aleatoria intensa? ¿Necesitas NVMe?

  • ¿Cómo están tus IOPS/latencia reales bajo carga pico?

  • ¿Tienes tiering entre caliente y frío con políticas claras?

  • ¿Backups/DR** se cumplen en ventana y con RPO/RTO realistas?

  • ¿Regulatorio** (financiero/salud) exige cifrado, retención o WORM?

Cuando storage estrangula, lo atiendo pronto. Pero lo hago como ecosistema con servidores y red, para no cambiar una pieza y dejar otra en cuello de botella.

5) Hiperconvergencia vs arquitectura 3-tier: cuándo migrar y qué ganar

La hiperconvergencia (HCI) integra cómputo, red y almacenamiento. Es oro cuando buscas simplicidad, escalado por nodos y gestión unificada.

Cuándo recomiendo HCI:

  • Sedes distribuidas o edge con TI limitada.

  • Necesidad de escalar horizontalmente sin rediseños complejos.

  • Proyectos que valoran puesta en marcha rápida y operaciones homogéneas.

Cuándo sigo con 3-tier:

  • Exigencias muy específicas de rendimiento/latencia que ya cubre un SAN optimizado.

  • Integraciones legadas críticas que aún no son cómodas en HCI.

El truco está en medir TCO real, riesgos de lock-in y roadmap de 3–5 años. En TBS México solemos pilotear con un clúster pequeño antes de escalar.

6) Virtualización y contenedores: el acelerador del ahorro (hasta 40% según experiencia)

Virtualizar y contenerizar es multiplicar productividad. Al consolidar, apagas servidores, bajas OPEX, simplificas parches y automatizas despliegues.

Buenas prácticas que aplico:

  • Definir densidad por host sin quemar memoria o penalizar I/O.

  • Automatizar con pipelines (p. ej., Ansible) para que el cambio sea repetible.

  • Observar consumo real y mover cargas entre nodos para balancear.

  • Contenedores para servicios elásticos; VMs para cargas stateful pesadas.

En nuestra experiencia, las empresas que apuestan por virtualización y contenedores logran hasta 40% de reducción del gasto en infraestructura y ciclos de entrega mucho más rápidos.

7) Cloud híbrida bien pensada: qué se queda on-prem y qué va a la nube

No es “o nube o on-prem”. La jugada ganadora suele ser híbrida.

Guía corta que uso con clientes:

  • On-prem: cargas con latencia crítica, compliance duro, datos muy sensibles o costos predecibles a alta escala.

  • Nube: lo elástico y variable, picos estacionales, entornos de prueba, servicios gestionados que aceleren al equipo.

La migración no borra la necesidad de renovar on-prem. Muchas veces modernizamos lo crítico en sitio y “subimos” lo flexible. Así, el presupuesto trabaja donde más rinde.

8) Monitoreo y observabilidad: evita cuellos de botella y baja el MTTR

Sin visibilidad, toda priorización es intuición. La observabilidad (métrica, traza y log) te dice dónde duele de verdad.

Qué pido mínimo:

  • Paneles con SLA, latencia, IOPS, uso de CPU/RAM y capacidad.

  • Alertas accionables (sin tormenta de notificaciones).

  • Rastrear MTTR y incidentes por dominio (red/compute/storage) para decidir próximas renovaciones.

Cuando empezamos un proyecto, solemos instalar telemetría primero. Con datos en mano, la priorización deja de ser debate y se vuelve lista de tareas.

9) Roadmap 3–5 años: ciclos de renovación, energía y TCO

Las empresas líderes no “parchan” eternamente: siguen ciclos proactivos de 3 a 5 años con revisiones trimestrales.

Cómo lo estructuro:

  • Año 1: red crítica + servidores base para virtualización.

  • Año 2: storage y backup/DR, finos en IOPS y recuperación.

  • Año 3: HCI/automatización donde aporte más.

  • Años 4–5: refrescos selectivos, energía y enfriamiento, nuevas sedes/edge.

Además, miro energía y enfriamiento: hardware moderno rinde más por watt y baja el TCO. Lo he visto reflejado en facturas reales y salas menos calientes.

10) Casos por sector: cuándo priorizar red vs almacenamiento

Telecom, banca, manufactura digital: la red manda. Necesitan latencia baja, segmentación estricta y SD-WAN/ZTNA bien afinados. Cuando trabajamos con estas industrias, empezamos por estabilizar conectividad y seguridad; el resto crece sobre ese cimiento.

Organizaciones data-heavy (analytics, medios, salud): el almacenamiento puede ir antes, sobre todo si los backups no cierran o los jobs de análisis se arrastran. Aun así, acompaño la inversión con switches/paths adecuados para que los nuevos arrays no se ahoguen por la red.

Conclusión

Modernizar TI no es un gasto: es inversión en resiliencia y competitividad. Cuando priorizas con cabeza —impacto en la operación y riesgo de obsolescencia—, el orden natural suele ser red → servidores → almacenamiento, adoptando virtualización, HCI y nube híbrida donde más valor aporten. En TBS México lo hemos vivido una y otra vez: los proyectos que siguen este enfoque funcionan hoy y preparan el terreno para mañana.

Preguntas frecuentes

¿Qué renovar primero: red, servidores o almacenamiento?Lo define tu diagnóstico. En la mayoría de casos: red (estabilidad/seguridad), servidores (soporte a cargas modernas) y almacenamiento (escalabilidad y protección).

¿Hardware antes que software?Sí. Un software moderno sobre hardware viejo rinde mal y abre brechas. Primero base robusta; luego exprimes tus aplicaciones.

¿HCI reemplaza siempre al 3-tier?No. HCI brilla en simplicidad y escala por nodos. 3-tier sigue ganando en escenarios muy específicos de desempeño o integraciones legadas.

¿Cómo evito sorpresas en el presupuesto?Define un roadmap 3–5 años, mide energía y enfriamiento, y usa observabilidad para decidir renovaciones por datos, no por percepciones.

¿Nube o on-prem?Generalmente híbrido. On-prem para cargas críticas y reguladas; nube para lo elástico y variable

Renovación de infraestructura de Ti

 
 
 

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